Traducción al castellano y valoración del documento del Consejo Permanente de la Conferencia episcopal francesa sobre 2017, año electoral
En vísperas de la elección de Presidente de la República francesa y de las elecciones legislativas, la Conferencia Episcopal de Francia se ve en la obligación de dirigirse a la sociedad por medio del documento que analizamos para que, partiendo del referente de los principios enraizados en la tra...
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Format: | Article |
Language: | Spanish |
Published: |
2016
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Subjects: | |
Online Access: | https://dialnet.unirioja.es/servlet/oaiart?codigo=7444762 |
Source: | Revista crítica de Derecho Canónico Pluriconfesional, ISSN 2387-1873, Nº. 3, 2016, pags. 216-222 |
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En vísperas de la elección de Presidente de la República francesa y
de las elecciones legislativas, la Conferencia Episcopal de Francia se ve en la
obligación de dirigirse a la sociedad por medio del documento que analizamos
para que, partiendo del referente de los principios enraizados en la tradición
cristiana y en los documentos publicados por el papa Francisco, en ese debate,
que debe ser auténticamente democrático, pluralista, avanzado y coherente, se
tengan en cuenta ciertos riesgos que pueden poner en peligro el porvenir de
Francia. De forma extensa, insinuante, pero a la vez nítidamente clara van
estudiando y diagnosticando los problemas de la sociedad actual gala para
advertir sobre los peligros que se avecinan si no se tienen en cuenta unas
posibles soluciones, que conduzcan al país a un atolladero sin salida. Los
modelos democráticos establecen reglas que permiten elegir entre diferentes
proyectos de sociedad, pero cuando ésta cae en descrédito, los intereses
particulares y los grupos de presión ideológicos, culturales, económicos,
fuerzan a los responsables políticos con una nueva geometría social a
satisfacer sus requerimientos, a veces abracadabrantemente contrarios a un
modelo de referencia cristiana. Alertan los obispos sobre aquellos que quieren
obtener por la fuerza y la violencia de un huracán lo que no han conseguido
democráticamente mediante la expresión popular materializada en el voto en
las urnas. Es claro que la violencia verbal desarrolla una clase de aura histérica
en la vida pública. Pide la Conferencia episcopal que la campaña electoral evite
crispaciones identitarias y se centren en el hecho nacional con su cultura, la
patria con su historia, sus responsabilidades y sus triunfos y en la importancia
del hecho religioso y de las religiones. El debate democrático permitirá explicar
el proyecto de sociedad que desean las distintas opciones políticas. Algunas
opciones se limitan a considerar los datos económicos como si la economía
fuese el sólo factor a considerar en la construcción de la calidad de vida
personal y colectiva. El ser humano es más que un elemento del proceso
económico, por tanto, los avances técnicos y económicos deben estar al
servicio del bien de todos. Se debe tender a un reparto más equitativo del
trabajo y de sus frutos, pues una sociedad justa no es bueno que se olvide de
los débiles y marginados, sino que ha de ser responsable del respeto de todas
sus vidas desde su comienzo a su fin. Propugnan un pacto educativo que logre
una mejor calidad de la educación de los jóvenes y evite las frecuentes
reformas a las cuales no les da tiempo de aportar sus frutos y de las que no se
hace una verdadera evaluación. Pero, lo verdaderamente importante pasa por
restablecer una confianza entre la escuela y la familia. La marginación, los
divorcios y ruptura de las familias son pagadas por sus primeras víctimas que
son los niños. Los trabajos del Sínodo de los Obispos recogidos por el papa
Francisco en la Exhortación Apostólica “Amoris Laetitia” recuerdan de qué
forma y manera una familia unida es un recurso para el porvenir y una
esperanza para todos. Llaman la atención sobre la solidaridad, que debe ser
una de las grandes responsabilidades del Estado, sobre todo en los períodos
de notables dificultades económicas. Denuncian como el paro y la precariedad
no cesan de crecer en la sociedad, siendo los más jóvenes sus primeras
víctimas. El Estado debe administrar positivamente lo que es un liberalismo sin
control, arbitrando medidas de protección social. Hacen una llamada sobre las migraciones originadas por causas económicas o acontecimientos como los
que golpean a las poblaciones de Oriente Medio o de África que generan que
centenares de miles de refugiados tengan que abandonar sus países y
emprender una aventura que, a veces, termina en la muerte. Jordania y Líbano
han acogido a millones de refugiados dando un ejemplo al resto de naciones,
particularmente a las europeas. Francia debe ser solidaria e integrar a algunas
decenas de miles de inmigrantes; pero Francia sola no puede solucionar estas
situaciones, sino que se necesita el concurso de toda Europa que debe
comprometerse con coraje en políticas de acogida, acompañadas de
verdaderos programas de apoyo económico y político en los países de origen
de las migraciones. Sin embargo, el proyecto europeo no puede perseguirse
sin una verdadera adhesión de los pueblos de Europa. El papa Francisco en la
encíclica “Laudato sì” nos hace sabedores de un proyecto común que nos une
y vincula con el resto de la Humanidad. La Conferencia Episcopal gala nos
invita a tomar conciencia de los riesgos de los desequilibrios climáticos,
sociales, convivenciales, ecológicos y económicos que sufre el mundo con una
sociedad fundada sobre el aumento del bienestar y a inventar un planeta
menos destructor y más justo, venciendo el fatalismo. Terminan dirigiéndose a
los que creen en Dios y viven en la comunión en Cristo diciéndoles que las
dificultades con que se encuentran van a ser una oportunidad esperanzadora
dentro del nuevo contexto europeo. |
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